Cambiar de hábitos drásticamente no es la única, ni la mejor alternativa, para lograr una transformación beneficiosa y de efectos duraderos. Vamos a reflexionar un poco sobre los mejores acercamientos para retomar el rumbo hacia nuestros objetivos.
La solución a un problema no debe convertirse en un problema mayor. Un acercamiento progresivo a las situaciones problemáticas aumenta la confianza en ti mismo sustituyendo el miedo instintivo con la energía creativa que requieres para superar con solvencia los desafíos que éstas implican.
Supera tu resistencia al cambio poco a poco planteándote objetivos pequeños y fácilmente alcanzables. No pretendas lograr todo de una vez.
Recuerda: debes disfrutar el camino hacia la transformación, no sufrirlo.
Si quieres captar la atención y generar hábitos duraderos sustituye la repetición de órdenes por la repetición de preguntas sencillas y positivas.
Por ejemplo, si el objetivo global es vivir equilibradamente, sustituye órdenes tales como: haz ejercicio, por preguntas como: ¿qué puedo hacer hoy para incorporar cinco minutos de ejercicio en mi rutina?
Es muchísimo más productivo cuando cada uno usa su creatividad para darse a sí mismo sus propias respuestas y a su propio ritmo.
Las preguntas complejas (¿cómo lograré escribir ese libro que le guste a todos?) y las preguntas negativas (¿cómo es posible que yo sea tan mediocre?) generan ansiedad y obstaculizan la acción.
Los experimentos mentales son útiles para enfocarse. Ensaya con preguntas como:
- Si no hubiese posibilidad de fracasar, ¿qué haría de modo diferente?
- ¿Cuál es el pequeño paso que puedo dar para satisfacer mis expectativas?
- ¿Cómo puedo comenzar a mejorar el desempeño de mis actividades diarias?
- ¿Qué pequeña pregunta puedo hacerle a esa persona cuya opinión valoro?
- ¿Qué aspecto positivo tiene esta persona?
- ¿Qué tengo de especial en mí? (o en mi organización).
No puedes llevar el peso del mundo en tus hombros, nada ganas hiriéndote a ti mismo. Aprende a sacar el mayor provecho de las circunstancias empleando los recursos que están a tu disposición y optimizando poco a poco las tareas ya existentes.
Un error pequeño al inicio se transforma en uno inmenso al final, por lo que es importante ser muy detallista a la hora de identificar problemas pequeños e implacable a la hora de corregirlos. Es más fácil lidiar con un copo de nieve que con una avalancha.
Una transformación lenta es preferible a ninguna transformación. Sé paciente y divide tu objetivo en pequeñas acciones, recuerda que un gran viaje inicia con un pequeño paso y que quién vence la impaciencia derrota a su peor enemigo.
Los pequeños pasos no requieren una gran inversión de tiempo y dinero y son la mejor manera de superar progresivamente la resistencia al cambio.
¿Entonces cuál va a ser tu primer paso pequeño?
Carolina Jasion
